Mi Erasmus
Dentro de poco hará dos años de cuando recibimos la agradable noticia de que formábamos parte del programa Erasmus del siguiente curso, digo formábamos porque tuvimos la suerte de ir juntos mis amigos Thomas, Xavi y yo. Recuerdo nervios esperando a la respuesta y a mi chequeando el email más de lo que acostumbro. También recuerdo la alegría que sentí después de leer y releer el tan esperado comunicado. Estaba contenta y me sentía impaciente por la experiencia en la que estábamos a punto de embarcarnos. Me sentía afortunada de poder realizar mis estudios en otro país europeo, en este caso Holanda, principal atractivo europeo para millones de jóvenes por su grande libertad y creatividad infinita. Nuestra universidad de destino fue HogeschoolTio en la ciudad de Utrecht, la misma universidad tiene otro centro en Amsterdam pero la idea de tener como escenario esta antigua ciudad universitaria con un ambiente especial nos pareció más atractiva que la cara capital.
A principios de septiembre llegamos a Utrecht, corazón de Holanda, ciudad vital y activa construida alrededor de la torre del Dom, omnipresente desde todos los puntos del casco urbano. Sus originales canales y abundantes calles peatonales no tardaron en embaucarnos en nuestra primera semana, cuando el sol era testigo y abundaba el color en los arboles. Recuerdo cuando el 9 de Septiembre, nuestro primer día en Tio, nos reunimos los 12 participantes del Programa Erasmus y la responsable nos enseñó las instalaciones y accesos de la Universidad; un espacio verdaderamente funcional: cada clase estaba preparada con todo lo necesario y los alumnos teníamos espacio para trabajar, para comer el almuerzo y charlar en la horas de descanso. Lo cual entiendo ser necesario para las largas horas que pasan los alumnos en Tio. Nuestro horario se dividía en varias clases entre las 9 y las 18 de la tarde por lo que Tio paso a ser Zona Franca para nosotros. Cursamos todas las clases en Inglés, un segundo idioma extranjero (francés o alemán) y Dutch, donde nos juntábamos todos “los Erasmus”.
Algo realmente positivo de la Universidad de Tio es el hecho de que los alumnos cursando el programa Erasmus comparta clase con los alumnos holandeses, esto te hace entrar en la dinámica de su trabajo y es la mayoría de veces diferente a la que estamos acostumbrados a la vez que estudiar en un entorno internacional favorece el entorno educativo. El rigor, la exigencia y la alta calidad formativa y docente son valores indispensables en Tio. Y así se desarrollan en los diferentes trabajos de grupo, presentaciones y exámenes que tuvimos que realizar. Holanda fue uno de los primeros países de habla no inglesa que propuso realizar los estudios en inglés y no hay duda en que el nivel de inglés en el país es excelente. Lo que nos hizo aguzar el oído y jugar con nuestra curiosidad. Nosotros, a diferencia de los otros Erasmus, decidimos quedarnos también el segundo semestre, así que ellos se fueron mientras que nosotros seguimos pedaleando y llenando de vaho la ciudad. El invierno es duro en Holanda, ver el anochecer desde clase se convirtió en una rutina y la oscuridad nos seguía cuando salíamos y volvíamos a casa. También es cierto que esto te lleva a apreciar cualquier línea de sol y a celebrarlo como un buen ciudadano holandés. Y es que apreciar se convierte en algo muy importante cuando estas en tu aventura Erasmus, apreciar lo que echas de menos y lo desconocido pasa a formar parte de tu día a día. Me considero una afortunada por el azar en la llegada al lugar que hice propio.
Ikram Maymouni